Fachada de la capilla de Nuestra Señora del Tránsito al Sur de Tlayacapan. Detrás puede apreciarse la pequeña cordillera que separa el valle sagrado de Tepoztlán de el valle místico de Tlayacapan.
La milagrosa leyenda de una virgen que une a dos pueblos
Alrededor del siglo XVI una imagen de la virgen fue milagrosamente materializada en Zamora, España, y algunos años más tarde su culto llegaría hasta Tepoztlán a traves de Martín "El Mestizo", hijo natural del Gran Capitán Hernán Cortés y Doña Marina, "La Malinche".
En cierta ocasión que la imagen regresó de Tlayacapan, donde fue llevada para una restauración, la virgen desapareció milagrosamente, para quedarse desde entonces en su nuevo recinto marcado por huellas milagrosas en la piedra que llegaban hasta un lugar aledaño a una antigua poza sagrada conocida como "La Apilihuaya", donde existía ya una antigua capilla dedicada a la virgen de Guadalupe.
Desde entonces los peregrinos de Tepoztlán cruzan por el camino de Amatlán para celebrar, junto con la gente de Tlayacapan, al icono que representa el profundo simbolismo de el tránsito a la eternidad, sin pasar por la muerte.
Vista desde la cordillera detrás de la capilla, hacia los volcanes